sábado, 27 de diciembre de 2014

El café no es solamente una infusión. Un humeante y cremoso pocillo, tanto en la mesa como en nuestra mente, representa todo un mundo que se abre a nuestro espíritu. El café está tejido en nuestra cultura, es un momento de reencuentro con uno y con los otros, un tiempo de disfrute, y es también lo que nos propone una profunda situación de familiaridad. Todo esto sucede tanto cuando elegimos en dónde nos sentamos a tomarlo como con quién lo compartimos. Es el que te acompañó en la madrugada previa a ese importante examen, el que te regalaste luego de la temida entrevista, el que compartiste la primera vez con tu futuro compañero, el que estuvo a tu lado mientras esperabas o con el que te reíste junto a tus amigos.
¿Qué otra palabra conocés que tenga una connotación más afectiva que cafecito? ¿Nos tomamos un cafecito? Lo tenemos tan internalizado en nuestro discurso que lo solemos decir aunque finalmente pidamos un jugo. Un uso del diminutivo que siempre nos propone una relación de afecto y de aprecio.
http://www.nashvillelifestyles.com/_scripts/img_pp_crop.php?w=632&h=475&img=/_uploads/articles/Well53.jpgEs tan potente el planeta al que remite el café que el término más preciso para tratar de englobarlo sería el de una gran experiencia. Esto es lo que también entendieron los especialistas en el marketing cafetero. Con lo que hoy nos atraen junto a un buen pocillo de café es en definitiva con la experiencia de satisfacción que nos prometen. La experiencia del sabor, la del querer saber más de orígenes o recetas, la de elegir y personalizar tus bebidas (en el bar o en tu casa). La de la calidez maternal cuando te ofrecen acompañarlo con algo dulce para comer o la de la perfección para los más obsesivos del culto.
Pero el origen para que todo esto funcione está en nuestras vivencias. Todo finalmente resulta gracias a un hilo que nos traslada y recurre a nuestra memoria. Al momento en que recordamos quién nos dio nuestro primer café. Tu mamá, tu abuela o una querida tía, que seguramente con mucha leche y azúcar te lo brindaron en un ambiente de amor, cariño y afecto. El cafecito es muchísimo más que el que comienza con 10 gramos de grano molido. No es ni más ni menos que la presencia de esa cálida situación de contención familiar que nos envuelve.

No hay comentarios:

Publicar un comentario